Componentes de la RSE

Componentes de la RSE ..proveedores, clientes, las relaciones entre alta dirección y accionistas, la gestión medioambiental, etc.

Hay dos criterios de análisis:

  1. División funcional en áreas de gestión.
  2. División por niveles o grados de responsabilidad.

Al hablar de división funcional, nos referimos a las implicaciones de la RSE en diferentes áreas de gestión, como pueden ser la gestión de proveedores, de clientes, las relaciones entre alta dirección y accionistas, la gestión medioambiental, etc.

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Al hablar de “niveles” de responsabilidad, establecemos una distinción –que podemos ver como una serie de círculos concéntricos– que va de los aspectos centrales de la gestión hasta los más periféricos respecto de la empresa.

Si analizamos en primer lugar la división funcional, se pueden enumerar diez áreas funcionales de componentes de la RSE :

  1. Alta dirección y relación con accionistas.
  2. Empleados y trabajadores.
  3. Proveedores, contratistas y sub-contratistas.
  4. Clientes y consumidores.
  5. Competencia y mercados.
  6. Relación con administraciones públicas y cumplimiento normativo.
  7. Entorno social cercano (vecindario de las unidades del negocio).
  8. Entorno medioambiental.
  9. Entorno social amplio y organizaciones que representan intereses afectados (ONG).
  10. Medios de comunicación social.

Una de estas áreas se hará conforme a los valores propios de la organización, y aplicando políticas mediante las que, como hemos dicho, la empresa debe expresar su capacidad creativa y de liderazgo. No obstante, prácticamente todos los textos normalizados (guías, declaraciones y tratados de organismos internacionales, acuerdos, códigos o pactos sectoriales, protocolos o compromisos entre empresas y organizaciones civiles, etc.) coinciden en señalar algunos valores y principios básicos que deben presidir la gestión responsable en cada una de esas áreas. Son los siguientes componentes de la RSE:

1. Alta dirección y relación con accionistas. La RSE implica en este ámbito la adhesión a los principios de buen gobierno corporativo. Estos principios se resumen básicamente en establecer reglas claras de gobierno corporativo, asegurar la independencia de las comisiones más importantes del Consejo de Administración (como la de auditoría), informar con transparencia a los mercados, cumplir las normas sobre uso de información privilegiada, y garantizar los derechos de los pequeños accionistas y sus representantes.

2. Empleados y trabajadores. Siendo el principal activo de las empresas, la RSE exige un trato equitativo y respetuoso a los empleados. Además del respeto a los derechos constitucionales, contractuales y colectivos de los trabajadores, la gestión responsable de los recursos humanos implica el compromiso con la promoción de la no discriminación y el mérito, con la conciliación del trabajo y la vida familiar, y con un clima laboral grato y positivo.

Los trabajadores deben tener expectativas claras sobre su futuro, de acuerdo a criterios objetivos y sin temor a situaciones de presión injustificada, acoso o exclusión. Otros rasgos habituales de la RSE en este campo son la integración de trabajadores con minusvalías, la eliminación explícita de la discriminación por razón de género (o cualquier otro motivo) y el compromiso de prevenir y perseguir cualquier forma de abuso y acoso en el trabajo.

3. Proveedores y contratistas. Este es uno de los aspectos cruciales de la RSE, al revelarse en los últimos años que buena parte de los proveedores de empresas multinacionales emplean mano de obra infantil y mantienen condiciones de trabajo de semi-esclavitud.

Las grandes empresas y los consumidores no podemos permanecer impasibles ante esa situación, y por ello el control de la cadena de proveedores es un elemento clave de todas las políticas de RSE. Este control puede tener mayor o menor alcance según el sector y la dimensión de la empresa, pero en cualquier caso supone verificar que las operaciones de los proveedores respetan la legislación de sus países y las convenciones internacionales, y que no violan derechos básicos (derechos humanos, declaraciones de la OIT, derechos de la infancia).

El problema afecta también a empresas cuyos proveedores son nacionales: la verificación de las condiciones de trabajo y el cumplimiento normativo es sencilla, de modo que la empresa cliente no puede ampararse en el desconocimiento, ni declinar su responsabilidad. En este punto, los componentes de la RSE claramente va más allá de la ley, pues no se trata únicamente de que las empresas cumplan las normas, sino que procuren con su conducta que todos lo hagan.

La contrapartida de esta exigencia es la lealtad hacia los proveedores. Los componentes de la RSE implica mantener cauces de diálogo con los proveedores. La ruptura de la relación debería estar justificada y plantearse como recurso extremo.

El compromiso con los proveedores es un compromiso con la estabilidad en el empleo y con la continuidad de pequeños negocios que pueden depender casi totalmente de sus contratos con empresas mayores.

4. Clientes y consumidores. Los principios de calidad, servicio y protección de los públicos vulnerables (infancia y tercera edad, personas con minusvalías) están suficientemente recogidos por la legislación y las asociaciones civiles relevantes.

La actitud correspondiente por parte de las empresas debe ser de buena fe en el respeto de las normas y derechos establecidos, y de diálogo con dichas asociaciones y con los clientes individuales. En relación con este ámbito, el respeto a la ética de la publicidad y el marketing, ampliamente recogida en códigos y declaraciones sectoriales, forma desde luego parte de una gestión responsable.

5. Competencia y mercados. La competencia leal y la buena fe contractual son los principios clásicos del derecho mercantil y la ética del comercio. En este momento, el mayor riesgo para los mercados es la falta de competencia y la colusión en perjuicio de otras empresas, los consumidores o los trabajadores. Por otro lado, el sistema financiero y los mercados de capitales generan oportunidades para el fraude mediante el uso de información privilegiada y transacciones ficticias.

6. Relación con las administraciones. La relación con las administraciones públicas debería equidistar de dos extremos indecorosos: el contemplar a las autoridades y la legislación como obstáculos o enemigos de la empresa, ante los que hay que adoptar una actitud estratégica; el contemplarlas por el contrario como una “parte del negocio” que hay que “gestionar” para evitar conflictos y costes.

El primer extremo conduce al permanente intento de eludir y violar las normas; el segundo al fomento de la corrupción administrativa y la confusión del sector público con el privado.

Los componentes de la RSE y RSE implica una relación de confianza y cooperación hacia las administraciones, y de buena fe respecto al cumplimiento normativo. Esto debe dar garantía de honradez hacia las autoridades públicas y hacia terceros.

Mediante la confianza y la cooperación, las empresas expresan una voluntad de insertarse como ciudadanos responsables en la sociedad. Las llamadas políticas de ciudadanía corporativa, que tienen este objetivo, deberían partir de la cooperación de buena fe con los poderes públicos democráticos.

Hay que señalar que esto no significa necesariamente que las empresas se sometan a-críticamente a todas las leyes y reglamentos; al menos no más que los propios individuos. No hay que aguzar mucho el ingenio para imaginar situaciones en que está justificado violar un precepto (ocurre rutinariamente con normas formales y procedimentales) si su cumplimiento puntilloso pone en riesgo un bien manifiestamente mayor que el que trata de proteger: un negocio legal, un puesto de trabajo, los derechos de alguna persona, etc.

La ventaja de las empresas en estos casos es que pueden ejercer una influencia mayor que los individuos para promover mejoras en la regulación.

7. Entorno social cercano (vecindario). Con este concepto nos referimos a las comunidades directamente afectadas por las operaciones de una empresa: los vecinos físicos de las factorías, establecimientos u oficinas de la compañía.

Estas comunidades sufren unos efectos que el resto de la sociedad no soporta: contaminación de todo tipo (acústica, ambiental), fluctuaciones del valor del suelo, deterioro del paisaje, mayores riesgos para la salud, etc. Junto a estos costes pueden darse también externalidades positivas como vías de comunicación mejoradas, desarrollo económico general, etc.

Es evidente que las empresas afectan a las comunidades de su entorno inmediato. La RSE significa que la empresa es consciente de ese hecho y establece mecanismos de comunicación con las comunidades afectadas, para conocer y medir ese impacto, y tratar de reducirlo o compensarlo.

  • Una forma obvia de hacerlo es dando prioridad en la contratación a los propios vecinos (una especie de discriminación positiva hacia los miembros de esa comunidad).
  • Otra forma común de compensación es financiando instalaciones de uso público (deportivas, sanitarias, comunitarias, etc.), a veces mediante acuerdos especiales con las entidades locales.

Esta forma de integración de la RSE es muy significativa en comunidades pequeñas y en países menos desarrollados. En esos casos el papel de las empresas es muy importante y, cuando se gestiona adecuadamente, crea un vínculo de lealtad muy sólido entre la compañía y la comunidad.

Un ejemplo de esta actitud es el plan desarrollado por Inditex en Tánger (Marruecos) para evaluar las necesidades de los trabajadores de los talleres y mejorar los medios de los centros de asistencia comunitarios.

8. Medio ambiente. La conciencia del impacto ecológico de las actividades industriales y económicas ha transformado nuestra forma de ver el desarrollo. La industrialización y el control de la naturaleza, que una vez se vieron como la clave del progreso, han mostrado su cara oscura.

El deterioro medioambiental afecta de modos conocidos a las comunidades que lo sufren directamente (empobreciendo el suelo, empeorando la salud pública, contaminando acuíferos, destruyendo el paisaje y la biomasa, etc.) y de modos imprevisibles e incalculables a todo el planeta.

Todo esto supone obligar a las generaciones futuras a costear nuestro propio bienestar, y privarlas de recursos insustituibles.

Las alarmas sobre el calentamiento global debido a la emisión de gases de efecto invernadero, o sobre la disminución de las reservas biológicas marinas, o sobre el “agujero de ozono” están todas ellas basadas en datos indiscutibles. No podemos cerrar los ojos a la realidad de que la acción humana sobre el planeta, si se mantiene en la forma y el ritmo actual, conduce a un suicidio colectivo.

La única reacción posible, dado que no hay la menor voluntad de renunciar a las cotas de consumo alcanzadas, es contribuir a un modelo de crecimiento económico ecológicamente sostenible.

La idea de desarrollo sostenible tiene amplias implicaciones tecnológicas, puesto que el crecimiento basado en las energías actuales llegará a su límite máximo en sólo unos años, con la industrialización de China e India.

Las empresas sostenibles son y serán empresas que investigan para desarrollar nuevas tecnologías, nuevas energías y modelos más eficientes de producción, además de tomar todas las medidas correctoras para evitar o minimizar el impacto de sus actividades y productos.

9. Entorno social amplio y ONG. El impacto de las políticas de empresa no tiene en cuenta fronteras geográficas ni relaciones legales o contractuales. En este sentido, hay un entorno social amplio, cuyos intereses no es fácil reconocer, pues no se puede señalar a un interlocutor que los represente. Sin embargo, los componentes de la  RSE presupone un compromiso de tener en cuenta estos intereses.

Las empresas (lo mismo que los consumidores y los gobiernos) tienen (y tenemos) alguna responsabilidad por la situación actual de otras personas y pueblos. En este punto, la gestión responsable conecta con la pura filantropía, ya que el único modo de compensar de algún modo ese impacto difuso –no individualizable–, es aceptar un compromiso genérico con los derechos humanos y aquellos valores que garantizan condiciones de trabajo y de vida dignas.

No son pocas las compañías que han establecido la defensa de los derechos humanos y la colaboración con agencias internacionales y ONG como uno de los objetivos de sus políticas de RSE o de ciudadanía corporativa.

Por otra parte, la responsabilidad social no sólo tiene un componente de pura filantropía. Mediante el impulso de la Investigación, el Desarrollo y la innovación (I+D+i) las empresas dinamizan el progreso de la sociedad generando en su actividad externalidades positivas en su propia búsqueda de alcanzar una rentabilidad sostenible.

Por ejemplo, el diseño de productos cada vez más “ecoeficientes”, la creación los denominados clusters, grandes centros de excelencia que contribuyen a mejorar la competitividad del tejido industrial de los países, y por ende su calidad de vida, son ejemplos claros de la Responsabilidad de la empresa en su propio negocio.

10. Medios de comunicación social. Los medios de comunicación mantienen una relación crítica con el mundo empresarial, y han jugado un papel nada despreciable en la extensión de los componentes de la RSE y RSE en general.

La función social de los medios requiere que representen la crítica social sobre los negocios, y una gestión responsable debería aceptar esa misión y no obstaculizarla. El diálogo con los medios, la transparencia y la capacidad de respuesta ante las denuncias debería presidir la gestión de la comunicación corporativa.

Especial atención merece el papel de los medios como transmisores de las políticas de RSE. El Informe FORETICA 2004 señala que los ciudadanos no perciben cambios en las actitudes de las empresas, y ni siquiera saben a qué se refiere la RSE.

Es evidente que las empresas están comunicando deficientemente el significado de la RSE  o Componentes de la RSE y las transformaciones que están impulsando.

El llamado “marketing solidario” o “marketing con causa” muchas veces confunde a los consumidores y origina sospechas sobre las verdaderas intenciones de las empresas. Las empresas han de explorar modos de comunicación que logren llegar a los ciudadanos sin suscitar la sospecha de que se trata simplemente de un “lavado de cara”.

Fuente:https://foretica.org/wpcontent/uploads/publicaciones/cuadernosforetica/cuaderno_foretica_1_responsabilidad_social_empresarial.

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