Empresas sostenibles

Empresas sostenibles consiste ante todo en el compromiso de «promover la integración social fomentando sociedades estables, seguras y justas, y que estén basadas en la promoción y protección de todos los derechos humanos, así como en la no discriminación, la tolerancia, el respeto de la diversidad, la igualdad de oportunidad, la seguridad y la participación de todas las personas, incluidos los grupos y las personas desfavorecidos y vulnerables.

Empresas en la sociedad

Las empresas actúan en sistemas sociales y económicos cada vez más complejos, en los que son objeto no sólo de presiones comerciales y económicas sino también de presiones sociales y medioambientales por parte de las autoridades públicas, grupos de la sociedad civil, los consumidores y los proveedores, así como de sus propietarios, sus gestores y sus trabajadores.

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Responsabilidad Social de las Empresas

La cuestión de la responsabilidad social de la empresa no es algo nuevo, pero ha cobrado mayor importancia en los últimos años. La Declaración tripartita de principios de la OIT sobre las empresas multinacionales y la política social, formulada en 1977 y actualizada en varias ocasiones, la más reciente de ellas en 2006, es uno de los primeros instrumentos internacionales que abarcan la dimensión social de la actividad empresarial. En el plano de los conceptos, la mayor atención prestada al papel de las empresas en la sociedad se funda en el mensaje básico del desarrollo sostenible, esto es, que a largo plazo el crecimiento económico, la cohesión social y la protección del medio ambiente van de consuno. Los instrumentos promocionales como el Pacto Mundial de las Naciones Unidas, y los mecanismos de presentación de informes como la Iniciativa Mundial de Presentación de Informes (GRI), han puesto de relieve el perfil de las dimensiones social y medioambiental de la actividad empresarial.

La principal contribución de las empresas por lo que respecta a abordar los múltiples desafíos del desarrollo sostenible, el empleo productivo y el trabajo decente se funda en la creación y el crecimiento de empresas viables. Esto abarca las actividades fundamentales de las empresas, tales como aportar productos y servicios seguros y asequibles, generar ingresos e inversiones, y crear puestos de trabajo decentes. No obstante, las empresas progresistas se dan cuenta ahora del valor que tiene el hecho de «ir por delante en la curva» por lo que respecta a la responsabilidad empresarial, ya que los criterios sociales y medioambientales influyen cada día más en las decisiones que adoptan los consumidores y en las decisiones de las personas y las instituciones en materia de inversión.

Aunque hay razones imperiosas, de carácter ético o normativo, y a menudo una justificación económica importante, para que las empresas integren en sus actividades las exigencias sociales y medioambientales, tal como se recogen en las normas internacionales y en las leyes y prácticas nacionales, eso no implica que todas las empresas vayan necesariamente a hacerlo. Tampoco invalida el importante papel que corresponde desempeñar a las autoridades públicas en el establecimiento y mantenimiento de leyes, reglamentos y normas — incluso en relación con las normas internacionales del trabajo — así como en cuanto a la elaboración de políticas de promoción apropiadas para alentar la constitución y el crecimiento de empresas sostenibles.

Las empresas, ya sea individualmente o por conducto de las organizaciones que las representan, pueden añadir un gran valor a los diálogos pertinentes sobre políticas públicas participando, por ejemplo, en la planificación de las estrategias nacionales para la reducción de la pobreza y los foros de donantes, la elaboración de la política comercial y medioambiental, y diálogos mundiales sobre cuestiones como el cambio climático, la biodiversidad,  la seguridad nacional, la corrupción y los derechos humanos. Esos diálogos sirven para destacar la importancia del empleo productivo y el trabajo decente como objetivo mundial.

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Paralelamente, las empresas con visión de futuro y progresistas están adoptando y aplicando cada vez más prácticas y normas empresariales responsables para dar un ejemplo positivo de desarrollo sostenible del sector privado, incluso en los países en desarrollo. Esto se basa en una serie de instrumentos sociales, éticos y medioambientales, códigos de conducta y pautas para la presentación de informes tales como los Principios de Ecuador para la financiación de proyectos y la Iniciativa para la transparencia de las industrias extractivas.

Infraestructura y servicios financieros

Las empresas sostenibles, sea cual sea su tamaño y tipo, necesitan tener acceso a infraestructura y servicios financieros. Se entiende por infraestructura financiera el marco jurídico y reglamentario del sector financiero y las instituciones y sistemas que posibilitan el funcionamiento eficaz de los intermediarios del sector financiero. Los servicios financieros abarcan toda una gama de productos e instrumentos financieros, que comprende el crédito, el ahorro, los seguros, los arrendamientos financieros, las inversiones en valores, los servicios de pago y las remesas.

Los mercados financieros incluyentes son necesarios para fomentar empresas sostenibles….

Los mercados financieros incluyentes son necesarios para fomentar empresas sostenibles porque todas las empresas precisan servicios financieros. Las pequeñas y medianas empresas (PYME) están a menudo insuficientemente atendidas por los intermediarios financieros, en especial en los países en desarrollo, y abordar el problema que supone este «medio faltante» debería ser uno de los principales objetivos de las políticas con miras a reforzar el carácter incluyente de la infraestructura financiera y los servicios financieros para las empresas sostenibles. Como muestra el ejemplo de las finanzas sociales, se pueden utilizar los servicios financieros para promover resultados productivos en materia de trabajo decente, y una herramienta potente y en rápida expansión para ello es la inversión que aborda específicamente los factores sociales y medioambientales.

La infraestructura material es un elemento clave del clima de inversión, que puede reducir los costos de las actividades empresariales y permitir a las empresas y a las personas tener acceso a los mercados. Es esencial para el desarrollo agrícola y rural, es un factor clave para facilitar el comercio y la integración, importante para compensar las consecuencias del desplazamiento geográfico y la fragmentación de la soberanía, y crucial para mejorar el acceso a los mercados mundiales. Es fundamental asimismo para el desarrollo humano, incluida la prestación de servicios de salud y educación para los pobres.

Recursos humanos: invertir en las personas

Las empresas sostenibles ven a las personas como una fuente de ventajas competitivas y tratan a sus empleados como activos y agentes del cambio. En vista de las nuevas estructuras de producción y trabajo y de la evolución de las mismas, el éxito de las empresas y la productividad va a depender probablemente cada vez más de los recursos humanos.

La globalización hace que invertir en las personas sea más importante que nunca, y esto implica invertir en la calidad de la vida activa mediante una organización y unas prácticas en el lugar de trabajo, unas condiciones de empleo y un desarrollo y gestión de los recursos humanos apropiados. La competitividad y la viabilidad — e incluso la supervivencia — de las empresas dependen cada vez más de la capacidad de garantizar la motivación, la capacitación y el compromiso de los trabajadores.

Los mejores resultados en ese sentido se obtienen en un entorno de trabajo progresista, caracterizado por un espíritu de confianza y respeto mutuos, la no discriminación y buenas relaciones de trabajo. Los datos de que se dispone indican que las motivaciones de los trabajadores son muy diversas, y que la creación de un entorno de trabajo positivo no sólo levanta el ánimo, sino que también estimula la productividad y la competitividad.

Unas prácticas apropiadas en el lugar de trabajo, incluidas las condiciones de trabajo, en particular en lo que se refiere a la seguridad y salud en el trabajo, así como buenas relaciones entre los trabajadores y la dirección y políticas de desarrollo de los recursos humanos adecuados, son factores de fundamental importancia para la promoción de empresas sostenibles. No obstante, invertir en la gente implica también políticas públicas para fomentar un enfoque de la empleabilidad basado en las calificaciones y los conocimientos.

La concepción y aplicación de políticas económicas coherentes que respondan a la demanda de la economía es esencial para garantizar que se aprovecha al máximo el potencial de una fuerza de trabajo empleable. Los beneficios de la inversión en las personas podrán ser mayores si se acompañan de mejoras más amplias de las condiciones básicas, y del clima de inversión, así como de un marco nacional apropiado para un diálogo social efectivo.

Concepto de empresa sostenible

El concepto de empresa sostenible está relacionado con el enfoque general del desarrollo sostenible, enunciado originalmente en el Informe Brundtland como la forma de progreso que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer las suyas propias.

Se trata de un enfoque holístico, equilibrado e integrado del desarrollo, que posteriormente se ha explicado y refrendado en diversas declaraciones dimanantes de una serie de tribunas de alto nivel sobre el desarrollo global, como la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo, celebrada en Río de Janeiro en 1992, y la Cumbre Mundial sobre Desarrollo Social, celebrada en Copenhague en 1995.

El concepto de desarrollo sostenible se basa en parte en el principio según el cual, al adoptarse decisiones en todos los planos de la sociedad, se deberían tener debidamente en cuenta sus posibles repercusiones ambientales. Así pues, el desarrollo sostenible consiste en un crecimiento — basado en la biodiversidad, el control de la actividad perniciosa para el medio ambiente y el reabastecimiento de los recursos renovables — que pueda proteger e incluso mejorar el medio natural. Ello incluye el uso responsable de los recursos naturales divisibles utilizados directamente en la producción, como los árboles, el agua y la tierra. No obstante, el desarrollo sostenible no consiste sólo en cuestiones medioambientales, sino que además requiere la integración de los tres pilares del desarrollo:

  1. El crecimiento económico.
  2. El progreso social.
  3. Aspectos medioambientales.

La dimensión social del desarrollo sostenible consiste ante todo en el compromiso de «promover la integración social fomentando sociedades estables, seguras y justas, y que estén basadas en la promoción y protección de todos los derechos humanos, así como en la no discriminación, la tolerancia, el respeto de la diversidad, la igualdad de oportunidad, la seguridad y la participación de todas las personas, incluidos los grupos y las personas desfavorecidos y vulnerables».

Un principio fundamental del pilar social del desarrollo sostenible es, por supuesto, la generación de medios de vida seguros mediante un empleo productivo libremente elegido. Así pues, el desarrollo sostenible constituye un marco en el que se inscribe no sólo el diálogo global general sobre el crecimiento y el desarrollo, sino también la discusión más específica acerca del desarrollo empresarial. En este sentido, constituye una base sólida en la que sustentar el debate sobre la reglamentación y la acción voluntaria en la esfera empresarial. La Organización expuso por primera vez su postura acerca del desarrollo sostenible en la Reunión consultiva tripartita sobre el medio ambiente y el mundo del trabajo.

Fuente:https://www.ilo.org/public/spanish/standards/relm/ilc/ilc96/pdf/rep-vi.pdf

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